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Benchmarking y marketing estratégico de ciudades. La economía llevada a la #arquitectura y el #urbanismo.


Si algo hemos aprendido sobre la sostenibilidad en nuestras ciudades es que, parametrizando todo aquello subjetivo de la urbanidad,  irónica y paradójicamente podremos llegar a detectar los problemas de sostenibilidad de nuestro hábitat. Nada más lejos de la realidad, tanto los indicadores urbanos como la equiparación del urbanismo a una especie de algoritmo matemático, parecen ser los únicos capacitados que nos anuncian los resultados de la salud sostenible de nuestros entornos más cercanos. Increíble pero cierto; el epíteto de la sostenibilidad reducido a una fórmula infalible.

Esta tendencia de los últimos años de «cientificar» la sostenibilidad y el planeamiento urbanístico por parte de ciertos «expertos» en la ciudad, convierte a la problemática urbana en un ejercicio objetivo donde a partir de una serie de datos cuantificables, podemos «medir» el grado de calidad de vida en nuestras ciudades. Es decir; todo aquello que vemos en nuestro entorno que nos produce cierto placer, comodidad, calidad urbana, calidez humana y espacio de relación social, es posible para algunos «entendidos» poder asignarle un valor numérico. Como colofón a esta corriente urbanoracional de los últimos años, aparece a escena en estos tiempos el término de Benchmarking Urbano.

Directamente desde el campo de la economía, se extrae un término que en palabras de Francisco Muñoz Leiva se podría definir como aquel «método sistemático y continuo que consiste en identificar, aprender e implantar aquellas prácticas y capacidades más efectivas de otras ciudades para así mejorar las propias actuaciones en materia de oferta urbana».  De un modo resumido y sencillo, tal y como afirma Robert C.Camp, se podría asociar al término japonés dantotsu que significa «luchar para ser el mejor entre los mejores». Su significado captura la  esencia del benchmarking, puesto que estas organizaciones orientales no han empleado nunca esta terminología.

En este sentido lo que vienen a decir es que, en la estrategia de mejora de la calidad de vida de nuestras ciudades, empieza a entrar la posibilidad de establecer unos indicadores de comparación entre varias de ellas de tal modo que, estableciendo la diferencia de las ciudades con sus rivales y su magnitig, se procede a un seguimiento intenso de las mejores prácticas que cerrará esta «brecha». Exisite incluso diveros tipos de operatividad en función del procedimiento y resultados a obtener de modo que podríamos hablar de diversas tipologías; Benchmarking urbano competitivo, urbano cooperativo, urbano colaborador y urbano interno. Aunque este procedimiento hace aprender nuevos modos de pensar sobre viejos problemas, pensamos que no debe centrarse en la imitación de lo que hacen otras organizaciones dificultando por tanto la creatividad. El estudio de las instituciones con mejores prácticas para mejorar los propios resultados, surge como un medio para la búsqueda de una situación ventajosa. En este proceso resulta prioritario tener un conocimiento amplio de uno mismo y de los superiores en su “clase” y determinar los mecanismos de  transferencia de las mejores prácticas.  Visto así el Benchmarking Urbano y la «búsqueda de las mejores prácticas» resultan sinónimos.

Lejos de querer demonizar al 100% estas prácticas urbanas, no deja de parecernos chocante e hilarante que estas nuevas tendencias del estudio de la sostenibilidad pone en cuestión el trabajo de arquitectos, sociólogos, urbanistas, geógrafos, ambientalistas, biólogos, etc… A pesar de que en ciertos círculos científicos estos métodos puedan parecer los más acertados respecto a la realidad, creemos que dentro del «método», si es que existe alguno en concreto, lo parametrizado debe ser algo más dentro del trabajo de la sostenibilidad al igual que la sostenibilidad, es algo más y no lo único dentro de la arquitectura y el urbanismo.

3 Respuestas a “Benchmarking y marketing estratégico de ciudades. La economía llevada a la #arquitectura y el #urbanismo.

  1. Arantxa_ Sinergia Sostenible 25 enero, 2011 en 13:04

    Pienso que contar con un buen paquete de indicadores nos ayuda muchísimo a plantear un buen urbanismo así como a reparar el existente. Como el cálculo de estructuras no puede caracterizar un edificio, tampoco la medición de indicadores debe hacerlo a la ciudad. Por tanto, necesitamos interpretar los datos obtenidos y utilizarlos como herramienta para hacer ciudad.

  2. silvestrevivo 25 enero, 2011 en 13:13

    Totalmente de acuerdo. La definición exacta sería una herramienta. Lo que intento explicar es que en ningún momento debe entenderse como la solución absoluta a la sostenibilidad y quie igualmente, no se intente parametrizar algo tan subjetivo a veces. Y ahí tenemos que tomar partido los arquitectos.

  3. Stepienybarno 25 enero, 2011 en 13:25

    Felicidades por el artículo, nos gustó mucho!.
    Y efectivamente, como bien comentas necesitamos interpretar los datos y eso no es tarea fácil. Como tampoco lo es obtenerlos y muchas veces, parece que quedamos demasiado vendidos a la tecnología.
    Aun así, ojalá se puedan conseguir mejores sistemas de medición y que estos sean más accesibles para todos, sin perder de vista que lo más importante jamás se podrá medir ni monitorizar.
    Un saludo.

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